
Muchos pensaréis que estoy loca por seguir este programa, que en la 12ª edición ya todos los concursantes saben qué papel deben hacer. Y yo no lo niego. Pero qué queréis que os diga, cada año me engancho. Alguna vez he dicho: "ya está, este año no lo veo". Pero al final acabé cayendo, así que para que luchar contra lo obvio: soy adicta a la "telebasura".
Este año no me gusta nada el cásting que han hecho. La mitad de los chicos son musculitos ciclados de gimnasio que van de modelos internacionales y sólo han desfilado en Carrefour. Y la otra mitad son los freakys de España: un tío que se cuelga la Game Boy como colgante, un indio charlatán, un ex-seminarista adicto a la copla... En fin, lo mejor de cada casa.
Por su parte el cásting de chicas no es mucho mejor. Este año han reunido a todas las chonis poligoneras que los de Mujeres Hombres y Viceversa no quisieron contratar. En la casa de Gran Hermano este año se lleva el "peliteñidismo", las melenas hasta el culo y la ropa cuanto más escueta mejor. Los chicos estarán frotándose las manos con esta descripción, si por lo menos fueran guapas...
En fin, que por mi parte salvo a Julia, una chica gitana que no tiene agua corriente en su casa; a J, el freaky de la Game Boy; y a Joaquín, quien con 42 años es el madurito de la edición.
Pero lo peor de este año no es el cásting. Esta vez hay dos casas. Inicialmente estaban todos los chicos y una chica que su suegra ha descrito como "un poco suelta" y en la otra casa estaba el novio de la susodicha y todas las chicas. Después de la primera semana los chicos eligieron las chicas con las que preferían vivir y ellas hicieron lo mismo. Conclusión: loas cachas modelukis son los guays y los freakys son los pringados. Esto lanza un mensaje nefasto hacia la sociedad: "si eres diferente mereces ser aislado".
Yo siempre he estado a favor de Gran Hermano porque siempre he defendido que los reality shows que aíslan a los individuos del resto de la sociedad son experimentos sociológicos interesantes, aunque no nos engañemos, a mi lo que me gusta es el marujeo. Pero en esta ocasión no me gusta la imagen que el programa está mostrando de la sociedad, porque eso es lo que venden: que Gran hermano es un reflejo de la sociedad actual. Me parece que esta puede ser la edición que consiga desengancharme de este programa, veremos si este año lo consigo...