miércoles, 5 de enero de 2011

La eficiencia de la sanidad pública

He empezado el año con mal pie. He cogido ese virus que ronda por Madrid y que los más afortunados han sabido esquivar. Así que cuando sonó la última campanada yo tenía una uva en una mano y un cleenex en la otra. Lejos de quedarse en un trancazo, la cosa digievolucionó y se convirtió en una mezcla de garganta, nariz y estómago que prefiero pasar por alto para evitaros los detalles más "gráficos" de mi enfermedad.

El caso es que yo el día 3 tendría que haber ido a trabajar pero mi estado de salud me lo impidió, así que acudí a mi centro de salud a por la baja. La verdad es que como soy nueva en esto del mundo laboral creí que la baja era algo que te daban en un momentito y te despachaban rapidito para casa. ¡Qué ilusa! Después de dos horas y veinte minutos haciendo cola (a pesar de que tenía cita) me recibe el doctor, me hace un brevísimo reconocimiento y me dice que vuelva al día siguiente a por la baja y el alta. Al día siguiente vuelvo y otros cuarenta minutos esperando. Como me olía algo como lo del día anterior, me colé y le dije al médico que sólo iba a por la baja. El doctor muy amablemente se dispuso a hacérmela pero me dijo que no podía porque había un fallo en la tarjeta que tenía que solucionar. Vuelvo hoy (por tercera vez) al centro de salud por la mañana a solucionar lo de la tarjeta. Otros 45 minutos de espera. Me mandan a casa a por otro papel. Vuelvo a casa, cojo el papel, vuelvo al centro, y cincuenta minutos después me arreglan lo de la tarjeta, no así lo de la baja que me dicen que hasta el próximo lunes no será posible.

Conclusión: después de cinco visitas al hospital en 3 días y de más de 4 horas y media de espera no tengo la baja.

Con todo esto he podido observar un par de curiosidades tanto en el hospital como en los pacientes que me han llamado la atención y que quiero comentaros:

1. La señora de turno que por colarse pone cara de abuelita desvalida pero que sale de la consulta con una cara de joven y sana que parece que hasta le han inyectado botox. (Nota mental: no fiarse nunca de las abuelitas desvalidas. En el autobús pasa lo mismo, parecen indefensas pero yo creo que se preparan para la San Silvestre porque tienen unos reflejos en cuanto se queda un sitio libre...)

2. ¿No hay control de seguridad en los hospitales? ¿Es qué no ven Anatomía de Gray? Yo no es que quiera dar ideas pero, ¿y si entra un loco en el hospital con una pistola dispuesto a cargarse a alguien? Ni guardias de seguridad ni nada. ¡Y luego en los aviones no te dejan subir ni líquidos!

Creo que este ha sido mi primer contacto (consciente) con la seguridad social y debo decir que no me ha gustado nada. No voy a negar las ventajas de la sanidad pública a estas alturas de la película, pero creo que aún se puede mejorar en muchos aspectos.

¿Lo mejor para no tener que pasar por este trago? No caer enfermo. Que parece que no nos damos cuenta de lo importante que es la salud hasta que nos ponemos malos. Así que mi deseo de año nuevo es mucha salud para todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en B-moments ;)